Lo que parece una fina tela que flota inexplicablemente en nuestra galaxia, son los restos gaseosos del estallido de una supernova. Pero aquí sólo comienza la parte interesante.
En el año 1006 de nuestra era, testigos de África, Europa y el Lejano Este pudieron observar el estallido de dicha supernova y lo registraron. El hecho fue el primer registro humano de un suceso astronómico. De ahí que el nombre de la supernova sea SN 1006, por el año del avistaje.
En 1960, radioastrónomos detectaron por primera vez el anillo circular de material resultante de la tremenda explosión en la posición dada por los antigüos astrónomos, casi mil años atrás.
La misma se encontraba a unos 7000 años luz de distancia y fue muy probablemente la más brillante estrella jamás vista por los humanos, superando incluso a Venus como el objeto más luminoso del cielo, además, obviamente, de nuestra Luna.
Fuente: telescopio Hubble - Nasa.
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